Saltillo también ha dado hijos prominentes, que una vez alcanzada la seguridad económica, se convierten en filántropos generosos que aportan algo o mucho de lo que tienen. Uno de ellos tan conocido por el legado con el cual se formó una escuela de agricultura, destinada a los campesinos y ciudadanos sin recursos como para costear sus estudios. Además forma parte de una de las familias más representativas y emblemáticas de la llamada Atenas del Norte y porque procuró el bien a sus semejantes a través de obras asistenciales entre las cuales hizo partícipe a su hermana y a su cuñado.
Me refiero a don Antonio Narro, quien nació el 4 de febrero de 1840, en la ciudad de Saltillo. Fueron sus padres don Antonio Narro García y Carmen Rodríguez. Del matrimonio nació una hermana mayor llamada Trinidad y el varón al cual bautizaron con el nombre del patriarca del clan familiar. Antonio estudió las primeras letras en Saltillo. Siendo niño quedó en la orfandad y apoyado por su cuñado Enrique Maas, acudió a los Estados Unidos y a Europa para estudiar agricultura y teneduría de libros. Cuando regresó a su tierra, estuvo al cuidado de una hacienda en la región de la Laguna.
Antonio pronto se distinguió en los negocios gracias a su esfuerzo y empeño. Logró hacerse de una considerable fortuna y de un patrimonio basado preferentemente a las labores agrícolas. Con ello daba trabajo a numerosos habitantes de las rancherías en donde ellos eran propietarios, entre ellas la mitad de la hacienda de Icamole en Villa de García la cual compartía con el entonces gobernador de Nuevo León, el licenciado Genaro Garza García y la hacienda Buena Vista en Saltillo. Fue alcalde de Saltillo y de otros lugares en los que residió. Sin hijos y descendencia, se dedicó a hacer el bien en Saltillo. Hombre visionario y comprometido con el campo.
Don Antonio falleció en San Antonio, Texas, el 24 de septiembre de 1912 y en su testamento donó sus bienes para la creación de una escuela de agricultura en su hacienda de Buena Vista al sur de la ciudad de Saltillo. Ante notario público destinó 70 mil pesos y otra considerable cantidad de parte de su hermana Trinidad Narro de Maas para establecer una escuela para alumnos de escasos recursos. Esa escuela comenzó en su hacienda de Buena Vista, la cual comprendía poco más de 4 mil hectáreas. Quedando como albaceas Francisco Narro Acuña y José García Rodríguez.
Su hermana, doña Trinidad Narro había nacido en Saltillo en 1833. Como ya se había señalado, contrajo matrimonio con Enrique Maas. Fue una reconocida altruista que dejó obras de beneficio social para Saltillo y Coahuila, entre ellas un asilo para niñas, un hospital, la escuela de artes y oficios y un asilo llamado el Buen Pastor, además del santuario dedicado a nuestra Señora de Guadalupe. Ella también donó la mayor parte de los recursos para establecer la escuela de agricultura. Falleció el 4 de mayo de 1912.
Doña Trinidad estuvo casada con Enrique Maas, un empresario de origen alemán nacido en 1824 en Westfalia. Llegó a Saltillo en 1870 y abrió distintos negocios en la agricultura, la ganadería, minería y los molinos El Fénix. En todo momento apoyó a las labores sociales de su esposa.
Por cuestiones legales, además del movimiento revolucionario, la “Escuela Regional de Agricultura” inició actividades el 4 de marzo de 1923, con cinco alumnos que vivían y estudiaban en la casona de la hacienda conocida como la Gloria. Luego se trasformó en 1938 en la “Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro” en honor a uno de sus promotores. Desde 1931 se impartió una educación de corte semimilitar. En 1951 quedó anexada al naciente Instituto Tecnológico de Coahuila y en 1957, al crearse la Universidad Autónoma de Coahuila, la ESAAN quedó como parte de la misma
El 4 de marzo de 1975 por decreto del gobierno del estado de Coahuila, se convierte en la actual Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro. Desde 1979 cuenta con una unidad académica en Torreón y en el 2006 quedó como una institución educativa de carácter nacional. Su lema es "Alma Terra Mater". La Narro es reconocida por equipo de futbol americano, por sus rivalidad con el tecnológico de Saltillo y la escuela normal. Pero especialmente se le reconoce por ser la cuna de la famosa rondalla de Saltillo. Su mascota representativa es el buitre. Precisamente mi amigo Héctor Recio, graduado de la benemérita UAAAN, me contó que durante la ceremonia de aniversario luctuoso de don Antonio Narro, unas 12 auras (buitres) sobrevolaron el evento. La Narro ofrece doce ingenierías en el área de la agronomía, ciencias forestales, agro biología, desarrollo rural y una licenciatura en economía y agro negocios, siete maestrías y cinco doctorados. Y sus programas académicos de pregrado y posgrados están reconocidos en el padrón de excelencia del Conacyt y de la SEP.
El corazón y la esencia de sus fundadores está en la ex hacienda de Buena Vista. Un lugar histórico por excelencia. En sus orígenes perteneció a Alberto del Canto y Francisco de Urdiñola. Lugar y paso obligado para la Nueva Vizcaya y Zacatecas. Situada al sur de Saltillo, por ahí pasaron las tropas insurgentes de Hidalgo y Allende y el entonces gobernador de Coahuila, don Antonio Cordero y Bustamante dispuso la defensa de la región para evitar el ingreso de los rebeldes. En su suelo hubo una batalla el 21 de febrero de 1847, cuando mexicanos y norteamericanos se enfrentaron en la famosa batalla de la Angostura. Los mexicanos comandados por Antonio López de Santa Anna casi derrotaron a las tropas norteamericanas de Zacarías Taylor para luego dar la orden de retirada inexplicablemente.
Hoy la Narro, junto con el Ateneo Fuente, la normal, la UADEC y el tecnológico, junto con la UANE, el campus Saltillo del ITESM, Lasalle de Saltillo, la unidad de la Universidad Ibero Americana y otras instituciones, verdaderamente apuntalan a Saltillo como la Atenas del Norte. Tierra amigable, entrañable y repleta de cosas queridas y valiosas, como su sarape y su historia.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de la Ciudad de Santa Catarina