Profr. José Mario Elizondo Montalvo

El oso que se convirtió en burro – Cuarta parte

El oso que se convirtió en burro

Profr. José Mario Elizondo MontalvoEl día había terminado, la cena fue bien recibida y los elogios fueron para don Matías por habernos dado esa suculenta comida, nos fuimos a dormir a nuestras respectivas camas o catres y pronto amaneció de nueva cuenta con un frío que nos hizo levantar varias veces en la noche al “cuartito”, nombre común que se le da al sanitario, excusado o cuarto de baño, lo único que no estaba programado es ir tantas veces a ese lugar, que se encontraba a varios metros de distancia del jacal donde dormíamos, había que llevar la lámpara de mano o la batería y un garrote por que los cerdos andaban siempre sueltos amenazaban siguiéndote y corrías el riesgo de tropezar con ellos. (queda a la imaginación de los lectores lo de los marranos).

Final feliz en el rancho….

Nos levantamos temprano, era el lunes 20 de diciembre, había que regresar ya que teníamos que preparar nuestra navidad con los respectivos regalos familiares, arreglamos nuestras pertenencias, las mochilas, bolsas, las cobijas, todos los enseres que llevamos y ocurrimos al desayuno, además el Profr. Facundo Villarreal y don Matías, disfrutamos el almuerzo de unos huevos con picadillo, salsa y además unas ricas tortillas de harina.

Casi al mismo tiempo preguntamos a don Matías ¿Quién se comió la panocha que se perdió? Ustedes recuerdan que veníamos riéndonos durante el regreso que fuimos a traer a Leonel ahí estaba la clave, tan pronto como subió en las enancas de mi caballo se soltó una PEDORRERA que denunció a este joven ya que las panochas son muy enconosas o indigestas y son clásicas las ventosidades que producen “Leonel se comió él solo una panocha”.