El año que está por terminar ha traído angustia y desesperanza a la población, tanto por el clima, como por los acontecimientos delictivos que azotan a la región.
El tres de julio nos alegrábamos porque cayó una poca de lluvia y pensamos, que ya se iniciaba la temporada de aguaceros y que los que aman la agricultura sembrarían lo que sería el cultivo tardío; pero tal cosa no sucedió; ya que se alejaron de la región las nublazones y los rayos solares han hecho estragos en el campo y los animales no tienen que comer; solamente los que tienen agua rodada o bombas de pozos profundos, pueden regar los sembradíos y cosechar algo.
Los jornaleros están sin trabajo, es escaso el comercio y la ausencia de las familias que traen recursos del otro lado de la frontera, es muy notoria, no visitan al pueblo y a sus familiares, porque tienen miedo.
El clima no podemos modificarlo; mientras el centro, el sur y las costas del Pacífico, tienen exceso de lluvia, nuestra región se muere de sed; el cambio climático que tanto se menciona en los medios de comunicación tal parece que sólo a nosotros quiere afectarnos, aquí no hay grandes fábricas que contaminen el ambiente, pero si recibimos el viento que viene del noreste y nos trae la contaminación que se genera en las grandes ciudades como son los dos Laredos; para que llueva en la región se necesita de perturbaciones atmosféricas en el Golfo o en el Pacífico, este año las hubo pero no llegaron las lluvias.
El ambiente en la ciudad es tenso, pues en todos lados se menciona la corrupción y la infiltración que los narcotraficantes han tenido en la policía local y eso trae desprestigio y miedo; teniendo como consecuencia el alejamiento de las personas que solían venir a la ciudad a surtirse de mandado y a llevar los insumos que requieren para sus labores diarias.
Ante tal panorama ¿Qué vamos hacer?
Profr. Santos Noé Rodríguez Garza
Cronista de la Ciudad
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo