“Dime con quien andas y te diré quién eres”.
La reciente muerte del Obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz García, muy probablemente haya significado un alivio para algunos personajes de la élite política y empresarial, así como para los caciques locales a quienes les resultaba particularmente incómodo por sus ideas y su lucha a favor de las clases más desprotegidas, principalmente los indígenas, a quienes siembre vio y trató como personas.
Como se sabe, su activismo le valió críticas y fricciones, no sólo con la clase gobernante y poderosos terratenientes, sino con miembros de la propia Iglesia Católica, donde tuvo muchos detractores.
En contrapartida, para los pobres, y particularmente para los indígenas chiapanecos, Samuel Ruiz significó una luz en su miserable existencia y un personaje que siempre defendió sus derechos y su dignidad, aún a costa de su propia integridad.
Por ello, en las escenas de su velorio transmitidas por la televisión eran notorias las muestras de dolor y de profundo pesar de los indígenas que acudieron a despedirse de su “Tatic”.
Cabe destacar el contraste entre el Obispo Samuel Ruiz, y muchas y muchos más como él, que siempre están al pendiente y se preocupan por apoyar a los más débiles y necesitados, y algunos jerarcas religiosos que prefieren codearse y convivir con la élite de la política y del mundo empresarial y social, y disfrutar de todos los placeres mundanos como cualquier ser humano ordinario y pecador.
A personajes de esta naturaleza es difícil ubicarlos como religiosos, y, menos aún, aceptarlos como representantes de Dios en la tierra, pues sus acciones y actitudes contrastan con lo que debe ser y hacer alguien que se precie de seguir las enseñanzas y mandamientos de cualquier religión.
Castellanos
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo