Escribir una pequeña parte de la historia de la vida del Prof. Timoteo L. Hernández, se presenta por demás interesante. Los rasgos personales, desde sus orígenes, de su procedencia, es decir del lugar de su nacimiento y crianza infantil, junto con sus familiares y circunstancias adversas de su niñez, nos hacen pensar que lo que logró con el tiempo, en su desarrollo personal y profesional, es el fruto de un prolongado y consistente esfuerzo, sostenido con una férrea voluntad de carácter, para ir venciendo las adversidades que le rodearon en sus primeros años de vida. En seguida vamos a describir algunas facetas de su vida, basándonos en las opiniones de personas que lo trataron en algún momento de su vida. Comenzamos.
La Profesora María Luisa Santos Escobedo, nos reseña: “Timoteo L. Hernández Garza es uno de los maestros neoleoneses más destacados del siglo XX., como educador e historiador. Nació en la Hacienda de Santa Fe, una pequeña y alegre población del Municipio de Villaldama, Nuevo León, el 27 de junio del año 1906, en el hogar formado por el Sr. Aniceto Hernández Sauceda y María Luisa Garza Flores. Como un niño amable y sencillo lo recuerdan sus contemporáneos de la Hacienda, donde recorría descalzo el Camino Real. Con su familia vivió un sencillo ambiente campirano. Terminó su educación primaria en la cabecera Municipal. Realizó sus estudios Comerciales en la Ciudad de Monterrey donde también cursó la carrera de Maestro de Educación Primaria, en la Escuela Normal, Miguel F. Martínez, donde era Director de la misma, el Prof. Plinio D. Ordóñez, terminó sus estudios en el año de 1926. Sus primos hermanos, Guadalupe y Venancio Santos Garza, le ayudaban con el poco dinero que podían, al levantar la cosecha de lo que sembraban. El Maestro Timoteo tuvo que vivir en la ciudad de Monterrey con los apuros y estrecheces económicas de una familia campirana, que se vino a la gran ciudad; para sostener sus estudios normalistas escribía artículos en un periódico de Monterrey, de donde recibía un sueldo de $ 5.00 (cinco pesos) mensuales, con los cuales pagaba la casa de asistencia donde vivía. Trabajó como profesor en la escuela primaria Miguel F. Martínez de 1922 a 1924. Fue Inspector Escolar de 1932 a 1945. Asesoró al colegio Panamericano, así como al Colegio Excelsior y Labastida entre otros. Fue maestro de Pedagogía en la Normal Miguel F. Martínez en 1954.
Fue Director fundador de la Escuela de Comercio y Administración de Monterrey, junto al eminente maestro Humberto Ramos Lozano. Fue Secretario General de la Sección 50 del SNTE, de 1946 a 1949. Regidor, Oficial Mayor y Secretario del Ayuntamiento de Monterrey, de 1937 a 1938 Fue Director General de Educación del Estado de Nuevo León de 1961 a 1967. Director de la Escuela Normal Superior del Estado de 1969 a 1972. Además de sus estudios Normalistas fue un autodidacta consumado. Investigó y escribió obras de historia y geografía del Municipio de Monterrey y del Estado de Nuevo León. En el año de 1942 fundó la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, A.C, que dirigió durante 20 años, de 1942 a 1965. Recibió la Medalla Capitán Alonso de León al mérito Histórico. El 15 de mayo del año de 1973, en la Ciudad de Guadalajara, recibió la Medalla Altamirano, por sus cincuenta años en el ejercicio de su profesión. Era firme, justo y comprensivo. Siempre tuvo presente el haber vivido una niñez con los apuros de las familias pobres. Varias escuelas llevan su nombre. En Villaldama hay una calle en su memoria. Falleció el 15 de julio de 1984, sus restos descansan en el Panteón Dolores de la Ciudad de Monterrey”.
El maestro historiador Israel Cavazos Garza, comenta:
“Timoteo L. Hernández, perteneció a una generación de historiadores empíricos, si se quiere, pero de una admirable capacidad de producción historiográfica, y sobre todo, de una honradez intachable en cuanto a la verdad y el rigor de sus investigaciones. La cual fue muy prolífica. Al recordar y conmemorar en el año 2006 el primer centenario de su nacimiento, yo le rindo el tributo de mi gratitud y de mi recuerdo”.
A su vez, Arturo Delgado Moya, lo recuerda así:
“Conocí al Prof. Timoteo L. Hernández, en la primavera de 1962, justo cuando surgió el movimiento social regiomontano, en contra de los libros de Texto Gratuito.
Otro momento de nuestra relación profesional con el Maestro Timoteo, fue cuando llegó como Director de la Escuela Normal Superior del Estado, Moisés Sáenz y los trabajadores estábamos organizando un Sindicato; siempre fuimos atendidos de la manera más amable por el Maestro Timoteo. Se decía que algunos líderes estudiantiles le llevaban un pliego petitorio de 35 demandas, y en las conversaciones con el Maestro Timoteo, salían con 40 demandas satisfechas. Ayudaba mucho a sus paisanos de Villaldama y encauzaba a los jóvenes al estudio y al trabajo”.
Ernestina Garza Reyna, escribe lo siguiente:
“A los 20 años obtiene el Titulo de Profesor de Instrucción Primaria, en la Escuela Normal Miguel F. Martínez. En el año de 1938, contrae nupcias con la distinguida señorita Esther Villarreal Quintanilla, encantadora dama que le proporciona cariño y comprensión. Siendo Secretario General del Sindicato de Maestros del Estado, en su periodo formó la colonia del Maestro, beneficiando a 480 profesores. El Maestro de Maestros une sus experiencias a las de las nuevas generaciones, mejorando métodos y metas, pero sin perder costumbres y tradiciones regionales”.
El Prof. Gerardo Merla Rodríguez, nos comparte lo siguiente:
“El Prof. Timoteo L. Hernández recorrió como ninguno los caminos del Estado de Nuevo León, como Inspector, como Director de Educción y como investigador de la geografía y la historia de nuestro estado. Otro de sus escritos, el Texto: Breve Historia de Nuevo León, publicado por la Editorial Trillas en el año de 1968. No cabe duda de que la gran preocupación del Prof. Timoteo fue siempre la enseñanza de la Historia y de la Geografía”. ( E ).
El Lic. Jorge Pedraza Salinas se refiere al Prof. Timoteo de la siguiente manera:
“Al referirse al Maestro Timoteo L. Hernández, el cronista de la Ciudad de Monterrey, Don José P. Saldaña lo define (en el marco de la historia) de esta manera: “Hombre sencillo en su trato, amable y humano, muy a tono con su profesión.”. El Lic. Pedraza hace una descripción de todas sus obras históricas, en el festejo del centenario de su nacimiento”.
Por la información anteriormente descrita, podemos pensar que Timoteo L. Hernández, que fue un campesino pobre y descalzo, llegó a la gran ciudad de Monterrey a trabajar y estudiar. Se inició de profesor empírico a los 16 años; se hizo historiador empírico y nos dejó muchas investigaciones históricas; se tituló de Profesor y llegó a ser Secretario de Educación de su Estado Natal. Empezó ganando cinco pesos mensuales y estoy seguro que llegó a recibir un ingreso mensual de más de dos mil veces su sueldo inicial. O sea que el esfuerzo titánico que realizó, ninguno de nosotros lo podría repetir. Con este enfoque, lo veo imposible. Ha recibido festejos póstumos en su centenario de nacimiento y estoy seguro que a medida que pase el tiempo, sus méritos profesionales, serán mucho más reconocidos. Fue creador de Instituciones y de su propia historia. Se quedó para siempre en la gran ciudad de Monterrey. Entrego mi admiración a tan distinguido profesional del magisterio.