Hoy viene a nuestra memoria las cuatro esquinas del cruzamiento de las calles Escobedo y Victoria.
Allí, en ese lugar, estaba la frutería de Don Pascualito, lugar de reunión de los políticos del pueblo, todos ellos priístas de “hueso colorado”; frente a este lugar en su lado oriente había una papelería llamada “El Estudiante” cuyo propietario era Don Rubén Sánchez, en las esquinas del lado sur había una sala de belleza llamada “Aurora” y era el lugar donde las damas de aquella época se hacían “el permanente”, acción que consistía en rizar el cabello, a diferencia de hoy que se lo planchan.
En la otra esquina también del lado sur se encontraba una popular tiende de enseres domésticos llamada “La Tienda Nueva”, atendida por su propietario Don Manuel Cantú Lira. Hoy recordamos esta esquina por allí donde se ubicaba la papelería “El Estudiante” también hubo en un tiempo anterior un lugar de reparación de calzado y en la actualidad en Escobedo y Victoria en su esquina noreste se ubica la “Mueblería Morales” conocida así, por sus viejos clientes y hoy con la denominación de “Muebles Morales de Sabinas”.
La “Mueblería Morales” tuvo su origen allá por el año de mil novecientos cuarenta y nueve gracias a la visión de Doña Lilia Morales de Garza, quien en ese tiempo estableció una pequeña mueblería que ofrecía al público: roperos, guardarropas, camas, tambores de espiral (aquellos conocidos por la gente como “esprines”) colchones, cunas, andaderas, periqueras, comedores, gabinetes, fregaderos, etc. Por lo que Doña Lilia decía la Sra. Socorro Ibarra de Flores, fue su primera clienta. En aquel entonces las ventas se hacían con un pequeño enganche y abonos semanales de cinco, diez o veinte pesos.
El trato que Doña Lilia daba a sus clientes fue factor primordial para la realización de su sueño, así como también la ayuda de su esposo Don Gabriel Garza que en esa época trabajaba en el vecino país del norte y así fue posible la adquisición del terreno donde hoy se enclava la prestigiada firma “Muebles Morales de Sabinas”.
Su cara buena, su pensamiento limpio y su actuar sencillo. De esta manera es como podemos describirla. Una mujer íntegra y entregada en cuerpo y alma a su familia, así era ella, el pueblo le tenía gran cariño y la llamaban “Doña Lilia”.
Hoy su gran visión a futuro está consumada.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.
Garza Inocencio
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo.