Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

Remembranzas

Balbuceos

Profr. Santos Noé Rodríguez Garza

En las noches tibias del verano sabinense se antoja la plática sabrosa a la luz de las estrellas cintilantes que nos anuncian el más allá y más si estás acompañado de las notas musicales de una acordeón manejada con destreza y tocando melodías del ayer luminoso y grácil que nos tocó vivir.

Profr. Santos Noé Rodríguez GarzaEn las noches tibias del verano sabinense se antoja la plática sabrosa a la luz de las estrellas cintilantes que nos anuncian el más allá y más si estás acompañado de las notas musicales de una acordeón manejada con destreza y tocando melodías del ayer luminoso y grácil que nos tocó vivir.

Nos dimos cita en los patios de la otrora vivienda del Tío Raúl Garza Garza, sita en Zaragoza, frente a la casa habitación del amigo Dante Perrone Hernández, acudimos al encuentro, gracias a la gentil invitación del primo Salvador Garza Inocencio, quien nos recibió con las notas musicales arrancadas al acordeón por Juan Ibarra Velásquez y entonando la vieja canción del recuerdo de: “Otra Vez”.

Dante estaba emocionado por que aquella canción nos remitía a los viejos tiempos de estudiantes en la Escuela Normal, y nos llevaba a recorrer los viejos caminos que a pié caminábamos para ir a las contiendas de beisbol a los ranchos de la región, en especial al Ébano y al Encino. Salvador recordaba aquellas noches de farra y alegría cuando llevábamos serenata a nuestros Maestros para celebrar su día y terminábamos dándonos un chapuzón en las refrescantes y cristalinas aguas de La Turbina. Juan emocionado recordando a su esposa Rosario, entonaba canciones y melodías que a ella le gustaban y a nosotros nos llenaba de nostalgia.

Para no variar, su servidor: recordó la convivencia en las noches pueblerinas con los compañeros de la Manuel M. García y las serenatas multitudinarias que las escuelas acostumbraban darles a las Madres en su día.

Nostalgia pura, convivencia de amigos, recuerdos imborrables, momentos que con todo el oro del mundo no se pagan.

¡Cuan felices estuvimos viviendo la noche! sin importar el mañana, libando en la copa de las esencias divinas de la amistad, reforzando el cariño que viejos amigos se profesan; sin importar la hora, ni el día de la semana; nos reunimos: para gritarle al mundo, aquí estamos y somos felices, sin que cuenten las riquezas materiales; hondeando el pabellón de la querencia que nace del corazón: ¡Yo no sé si tu vendrás, pero siempre te estaré esperando! Te esperaré hoy, mañana y siempre y compartiré contigo una añeja amistad.

¡Quiero ver, otra vez, tus ojitos de noche serena! ¡Café de un café oscuro son tus ojos! ¡Noche de ronda que triste pasas, que triste cruzas por mi balcón! ¡Hay unos ojos que si me miran, hacen que mi alma tiemble de amor! ¡Peregrina de ojos claros y divinos y mejillas encendidas de arrebol! ¡Y para terminar Gabino Barrera, no entendía razones!

Salud queridos amigos.

Santos Noé
Cronista de la Ciudad
Miembro de la Asociación de Escritores de Sabinas Hidalgo