El año de 1864 fue de particular importancia para Santa Catarina, ya que ocurrieron una serie de acontecimientos relevantes y que de una u otra forma incidieron en acontecimientos regionales y nacionales.
El año de 1864 fue de particular importancia para Santa Catarina, ya que ocurrieron una serie de acontecimientos relevantes y que de una u otra forma incidieron en acontecimientos regionales y nacionales. El más significativo de ellos es la estancia y el paso de Benito Juárez por nuestra población en el año en cuestión que estamos tratando.
Aunque la estancia de Benito Juárez es el motivo de orgullo del cual podamos estar en Santa Catarina, su presencia trajo algunos eventos que provocaron un clima de inestabilidad política y social. En éste apartado describiré en forma cronológica, algunos de los sucesos que se dieron previamente a la llegada de Juárez, el ejército republicano, el rebelde y un destacamento francés entre enero y abril de 1864.
El 4 de enero, el Alcalde solicitó su renuncia argumentando razones personales, por lo que el cabildo acordó reunirse al domingo siguiente para nombrar una junta escrutadora que nombrara al nuevo munícipe. Dos días después, toda la población se hallaba atareada recolectando pastura y forraje para la caballada de la tropa que conducía la artillería y el armamento para la Ciudad de Monterrey.
Seguramente la presencia de militares en el pueblo, provocó que unos integrantes de la Guardia Nacional residente en Santa Catarina desertaran, por lo que se nombró una patrulla para atraparlos. Para fines de mes en el lugar conocido como El Alto en el camino real a Saltillo, encontraron a un cadáver que se decía era de un extranjero. Fue llevado a Villa de García para sepultarlo. Por la poca información existente, el gobierno del estado solicitó a los dos municipios que iniciaran las investigaciones pertinentes.
El 7 de febrero las autoridades municipales comisionaron a una guardia para que permaneciera en el Alto de las Encinillas y esperara a la tropa del General Doblado para que inmediatamente diera aviso de su arribo a Monterrey. Al día siguiente, el General Doblado comunicó al Gobierno de Nuevo León que la División Guanajuato estaba en Santa Catarina bajo las órdenes del General Antillón y solicitó provisiones para sus hombres. Por lo que el cabildo de Monterrey envió ocho novillos y el gobierno estatal solicitó a Santa Catarina y San Pedro que le consiguieran la pastura y forraje para la caballada.
Ya para el 9 de febrero el gobierno del estado estaba enterado de que el gabinete republicano encabezado por Benito Juárez se trasladaría de Saltillo a Monterrey. Al día siguiente, Juárez en compañía de sus principales colaboradores y escoltados por un contingente militar salió muy temprano de Saltillo. Llegaron a Santa Catarina por la tarde. Previamente el cabildo municipal se había preparado lo mejor posible para recibir a tan distinguidos viajeros. Una comisión salió a la entrada del pueblo para darles la bienvenida mientras que otra comisión se encargaba del arreglo de la casa parroquial para que pasaran la noche Juárez y su gabinete. Mientras tanto, la División Guanajuato había agotado las provisiones y solicitaba más apoyo para mantener a sus integrantes en buen estado.
Al día siguiente Juárez y su comitiva abandonaron Santa Catarina, mas no unos soldados que se quedaron porque enfermaron. Por lo que el 17 de febrero le enviaron ropa y medicamentos para los militares que se hallaban indispuestos y fueron remitidos a Monterrey en un carretón. Ante la escasez de granos y alimentos en la región, el gobierno del estado pidió a los propietarios de las carretas y carretones salieran para Saltillo a traer un cargamento de maíz. El 23 de febrero, 11 miembros de la División Guanajuato desertaron, por lo que se destinó una partida de la policía rural para que se apostara en el Rancho Carvajal para que los aprehendieran y devolvieran a Monterrey. Pero rápidamente las bajas fueron recuperadas con 11 vecinos de Santa Catarina que se alistaron en el batallón que se escoltaba a la comitiva presidencial.
Durante el mes de marzo, la inestabilidad política imperante trajo como consecuencia que la población temiera por una guerra civil. El correo fue intervenido e instalaron patrullas en el Cañón de las Escaleras frente al camino de Rinconada y otros puntos estratégicos para que no dejaran entrar ni salir a persona alguna. Sólamente permitían el acceso a rancheros que habitaban por los lugares. Se tenían noticias de que había salido un cargamento de barras de oro de Matamoros para ayuda de los republicanos, por lo que fijaron las medidas convenientes para proteger al oro, ya que tanto los rebeldes como partidarios del Imperio de Maximiliano andaban ofreciendo recompensa a quienes informaran por donde iba a pasar la escolta con dicho cargamento.
Antonio Guerrero Aguilar
Cronista de Santa Catarina