Corría el año de 1987, allá por el mes de junio, cuando alegres una mañana, muy temprano, como todo buen pescador, (ya para las seis de la mañana hay que estar adentro del charco). Partieron Don Saturnino Leal Guzmán (quien fuera juez en Sombreretillo en aquel primer torneo del Club “Juárez”, A. C. y que se instalara la caseta de los jueces en el bordo de contención), y que fuera uno de los primeros pescadores y cazadores de esta localidad, iba acompañando a Saturnino Leal Jr., en su lancha robalera de color verde y sin nombre, su destino era la presa de Sombreretillo. (Nomás faltó “Tuninín a la pesca”). Y Óscar se quedó en el taller eléctrico, sede de las primeras juntas del Club “Juárez”.
Serían como las ocho de la mañana, cuando regresaban de la “coleada”, por la orilla de la loma, cuando Don Saturnino dice a su hijo “Tuni”.
-Oye hijo, que “patote” va nadando allá. Al momento que señalaba con el brazo derecho, el rumbo que llevaba el supuesto “patote”.
“Tuni”, aceleró el motor y se fue acercando poco a poco y exclamo:
-Cual “patote”, si es marrano. Continuó diciendo. Vuelve “Tuni” a decirle a su papá:
-No es marrano tampoco, es jabalí.
Y empezaron a cobrar las líneas, ya que iban “troleando”. (Acción de tirar el señuelo hacia atrás de la lancha, y se va moviendo el señuelo, al ritmo y velocidad del motor de la lancha. Se empezó a “trolear” por los lancheros a principios de la década del 70). (Todavía, sobran noveles pescadores que desconocen este término de “trolear” sobre todo los que no tiene lancha).
“Tuni” dirigió la lacha cerquita de donde nadaba el jabalí. (Son tan expertos nadadores como los marranos).
“Tuni” intentó en vano darle un “remazo”. (Aquí cabe recordar, que a más de cuatro pescadores, les ha salido a cinco metros un venado. Se hacen la ilusión de que el carrete y la vara es un rifle, le apuntan, le disparan, el animal se ríe de ellos y tranquilamente desaparece y a la media hora, vuelve a aparecer otra vez y alguien del grupo dice: -Te dije_ vamos a llevar el rifle 22 por aquello de las moscas). El jabalí, tan pronto nadaba y pasaba por abajo de la lancha de un lado a otro y “Tuni”, como un tigre arriba de la lancha, le tiraba otro “remazo”. Hasta que por fin, en un intento de tantos, logró hacer blanco en el nadador jabalí.
Quedó atontado por un instante el jabalí,. Y “Tuni” logró detenerlo, sacó la navaja y lo picó, al momento dijo:
-Papá, lo voy a subir a al lancha.
Y habló la voz de la experiencia y Don Saturnino dijo:
-Si lo echas o lo subes a la lancha, el jabalí nos aventará a nosotros al agua porque va a querer mordernos. (Cómo diciéndole mejor ni le muevas).
Ni que decir, que “Tuni” como pudo, se lo trajo remolcando a las instalaciones del Club “Juárez”, A.C. Y al poco rato, lo abrió y lo colgó, junto con 9 robalos, en la anacuita y el paisaje era algo raro de observar. (Ya eran como las 9 de la mañana).
Al poco rato, pasaron unos niños y dijeron:
-¡Miren, éstos mataron un marrano! (Se recuerda sobre todo a los extraños que Sombreretillo por doquier, ha sido uno de los pocos lugares del país, donde “pastan” ganados completos y numerosos de marranos en busca de alimento. A los osados pescadores noveles que dejaban los implementos en el suelo, aquellos, los marranos trompeaban todo y hasta las hieleras las abrían y devoraban toda la comida. En español, quiere decir que los pescadores eran los únicos que se quedaban sin comer).
Ya corrían a avisar a Sombreretillo de la mata nueva, cuando “Tuni” les grita:
-¡No es marrano, es un jabalí y es hembra, vengan a verle la trompa para que se den cuenta.
Después, en la posada decembrina, que año con año organiza el Club “Juárez”, A.C., el Profr. Héctor Gandhi Montemayor Ayala, dijo a los asistentes:
-Hasta ahorita, nomás “Tuni”, ha sacado un jabalí con sardina viva. (El récord no se ha roto). Ni que comentar que todos reían a mandíbula batiente.