Profr.FranciscoJ.Montemayor

Francisco J. Montemayor

Personajes ilustres

Aquel noble cronista de la cara aldea

Profr.FranciscoJ.Montemayor

Profesor Francisco J. Montemayor

El maestro Francisco J. Montemayor murió el 22 de diciembre de 1971. en Monterrey, allá por la calle Arista. Sus restos fueron traídos a Sabinas Hidalgo y depositados en el Panteón Municipal al día siguiente. En la lápida que cubre su tumba hay un solo pensamiento que dice "Señor, he vuelto a mi aldea".

El maestro Montemayor nació en Sabinas Hidalgo el 3 de diciembre de 1899, fue hijo de Don Cruz Montemayor y de Doña Carolina Martínez Leal. Se formó en la visión del valle y de las serranías que nos rodean. Respiró siempre el polvo y el aire de estas calles y caminos. Su lenguaje fue directo, fuerte y natural. Su vocación magistral la extrajo de aquella gran veta de la enseñanza que fue Margarito Martínez Leal.

Desde 1912 empezó su relación con la noble misión de enseñar a los niños.

Soy de la generación que recuerda casi con lágrimas en los ojos al maestro Montemayor, que querido Profesor Panchito, como Director de los "Colegios", dándonos clases a todos los alumnos de un grado escolar en los pasillos de la escuela "Manuel M. García". Con emoción lo recuerdo en las ceremonias a la Bandera, entonando el Himno Nacional Mexicano cada lunes frente al Monumento a Don Manuel. En igual forma, todavía me hacen vibrar los discursos patrióticos de los actos cívicos en el kiosco de plaza o en el Palacio Municipal.

Lo recuerdo en su biblioteca, platicando con los vecinos, comentando anécdotas y trasladando para nosotros toda la cultura universal.

El maestro Francisco J. Montemayor fue director de aquella escuelita de la Hacienda Larraldeña. Luego director en la Colonia Bellavista y después donde todos los recordamos, director en los "Colegios", en las escuelas monumentales "Manuel M. García" y "Teresa R de García". Supo ser hombre completo: ciudadano y patriota, estudiante y alumno, amigo y consejero… de todos los niños, de adultos y de viejos.

Sus enseñanzas perduran al paso del tiempo. Se transmiten, los recuerdos en recuerdos, de generación en generación. Vivirá por siempre en la memoria de Sabinas Hidalgo.

En 1958 fue trasladado como inspector de Escuelas Primarias a la ciudad de Monterrey. Dejaba su "cara aldea", él decía que era como trasplantar un viejo mezquite de un solar a otro solar… que no se sentía igual, que todo era diferente… más él siguió pensando en su pueblo, acrecentando profundamente su amor y su nostalgia por la aldea, por el villorrio, por los habitantes rústicos de este pueblo. Se le recuerda con cariño en Monterrey. Es ejemplo para las generaciones magistrales del estado. En 1967 recibió la medalla "Ignacio Altamirano" al cumplir los 55 años de servicios educativos.

El profesor Francisco J. Montemayor es autor del más completo y fantástico estudio monográfico de historia municipal que se haya hecho en México. Su obra Sabinas Hidalgo en la tradición, leyenda e historia escrita en 1948, reúne todas las características de un tratado épico, de una investigación acuciosa de archivo y de una novela sencillamente humana.

En Semana empezó a escribir en 1953 sus inolvidables artículos "Sucedió en mi pueblo", mezcla de historias, añoranzas y recuerdos, los cuales constituyen un orgullo en la literatura sabinense que perfectamente pueden ser expuestos en los mejores niveles de narrativa mexicana y latinoamericana. En producción en estos años enorme.

En lo primeros cinco años, el total de artículos "Sucedió en mi pueblo", es el siguiente:

1953, 25 artículos editados
1954, 40 artículos editados
1955, 41 artículos editados
1956, 36 artículos editados.

A partir de 1955, con motivo a su traslado a Monterrey escribe más pausadamente, aún cuando no dejaba de aparecer de cuando en cuando hasta 1971 sus artículos. Algún día publicaremos su obra completa.

Sabinas Hidalgo le debe al profesor Francisco J. Montemayor el agradecimiento por el eterno amor que siempre le profesó y que dejo plasmado en aquellos versos del 275 Aniversario de su Fundación que dice así:

"A ti, mi eterna enamorada ya en el ocaso de mi pobre vida te rindo pleitesía, como siempre prototipo de provincia mexicana.

He de volver a ti, pobre y cansado pidiéndote merced de un rinconcito sin pena, sin temor y sin quebranto y cuando esto ocurra. Sólo digas; ya duerme en mí el que amaba tanto".

El suelo de Sabinas tiene en su seno los restos de este gran cronista y maestro. Desde entonces, nosotros lo tenemos presente en nuestras tareas. Las generaciones futuras de Sabinas Hidalgo también lo habrán de llevar consigo.

Profesor Celso Garza Guajardo
16 de diciembre de 1985.