¡Anoche no podía dormir! No sé a cuántas personas se le pudo ir el sueño también, pero de varias o muchas quizás ingirieron pastillas para los nervios, estamos seguros. El ativán, el lexotán y otros son medicamentos que hoy mucha gente utiliza con suma frecuencia, como aspirinas para el dolor de cabeza.
El empleo de “tranquilizantes” está hoy en día en franco crecimiento, a la par que los problemas cotidianos. Cuando estamos ocupados no tenemos problemas, el problema se inicia cuando nos preocupamos es decir cuando nos “ocupamos antes”.
En la oscuridad y en el silencio de la noche nuestro yo interno nos señala: Hay que pagar el recibo de la luz, el recibo del teléfono, los intereses al Banco, la tarjeta de crédito, el vestido para la fiesta, el seguro del auto y un sinfín de pequeñas cosas, que el silencio de la noche hace grandes y nos ocupamos antes de que ocurran es decir nos preocupamos y aparece el insomnio y con él los tranquilizantes. La ansiedad nunca horneó un pastel, la preocupación nunca construyó presas o puentes, la ansiedad nunca resolvió un problema. Por importantes que seamos, nos hacemos menos útiles y menos importantes si dejamos que las preocupaciones estorben a nuestras acciones. Vivamos hoy, no nos preocupemos por mañana, mañana será otro tiempo y el sol volverá a salir.
Pero así ésta el mundo y estás son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.