Sadako era una niña japonesa que se debatía entre la vida y la muerte, tenía catorce años y decía: “Si logro con mis manos mil alas de papel blanco” parafraseando parte de una leyenda japonesa, “estoy segura que no moriré”.
Sin embargo su vida terminó antes que las mil alas de papel emprendieran el vuelo a las alturas.
Hiroshima tiene un monumento que recuerda la historia de Sadako y las niñas de las escuelas construyen frágiles alas de papel blanco, que son enviadas a muchos mandatarios del mundo.
Sadako, una víctima inocente de la bomba atómica, y ella aun vive en cada una de las alas de papel blanco y nosotros como ella seguimos creyendo, porque la esperanza de la paz, deberá morir al final.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.