Los rayos del sol alejaban la noche y los últimos cantos de los gallos se oían si ecos: el nuevo día se daba en la Villa de Sabinas Hidalgo, despertando paulatinamente a todos sus moradores. El nuevo día de cada día, comenzaba. En aquellos días, los “buenos días” y el barrer la calle frente a la casa constituían el saludo y la noble acción al iniciar el alba de muchos pueblerinos de aquellos días.
La faena se iniciaba con escoba y una vieja tina al lado regando la banqueta y la calle, esparciendo gotas de agua con las manos. En silencio, barrida tras barrida, avanzando hasta cubrir el pedazo de calle como pitando el alma, como dibujando un retablo de tierra fresca frente a la casa.
¡Buenos días!…
¡Buenos días!… era el saludo amiguero del barredor que comenzó primero al barredor que empezó más tarde, de casa a casa o de distancia a distancia, haciendo luego un breve descanso para intercambiar frases sobre la salud del enfermo, sobre los ruidos de la noche anterior….
¡Buenos días!…
¡Buenos días!…era el saludo caballeroso a la devota dama que con chalina y rosario cumplía todos los días asistiendo a la iglesia a rezarle a Cristo y a los santos por su alma y el perdón de los pecados.
¡Buenos días!…
¡Buenos días!…era el saludo constante del viejo albañil con nivel y cuchara en mano y su pensamiento puesto en lo constante de su trabajo y de su pobreza, con sus zapatos cargados de cemento y su cuerpo de cansancio.
¡Buenos días!…
¡Buenos días!…era el saludo rápido del vecino que sólo asomó la cabeza para ver si había bandera en la carnicería y luego ir como de paseo a comprar el hígado fresco de res para el desayuno.
¡Buenos días!…
¡Buenos días!…era el saludo sorpresivo del pasajero ocasional que esperaba en la esquina, impaciente, el paso del camión de las 6, para trasladarse a Monterrey. Entre saludo y plática quería ver el camión o escuchar su pitido. Salir de mañana y volver en la tarde: $2.80 el pasaje.
¡Buenos días!…
¡Buenos días!...era el saludo rápido del valedor tardío a todos los transeúntes que se encaminaban a los más distintos quehaceres en el pueblo que amanecía cada día.
Cada día de estos días de hoy, urbanos y ruidosos, recuerda aquellos “buenos días” y a quienes barrían la calle frente a sus casas.
¡Buenos días!…
¡Buenos días!…es el saludo nostálgico de un cronista que recuerda la sinfonía mañanera de aquellos buenos días y a las buenas gentes que con sus escobas pintaban almas y dibujaban retablos de tierra fresca frente a sus casas al empezar el día. Los buenos días a ese pasado son para tenerlos más cerca en el recuerdo para que no se olviden y para que también hoy se den esos “¡Buenos días!”.
19 de agosto de 1985.