Cae abatido un abigeo
Aquel año de 1826, fue de mucho movimiento en Sabinas, por un lado los vecinos desesperados por la falta de lluvias, abrieron un tajo a la acequia de los hacendados, lo que provocó un enconoso lío judicial, en donde hasta el alcalde fue remitido a prisión en la cárcel de Villaldama.
Don José Leonardo Flores no se daba abasto para atender los problemas del vecindario, además de atender sus bienes de campo, pues los exiguos fondos municipales no alcanzaban para proporcionarle un salario.
El 26 de septiembre se presentó ante el munícipe don Benito Ancira, vecino de Villaldama, quejándose de que al pasar por esta jurisdicción “de tránsito para Matamoros con un chinchorro de mulas” le habían robado dos bestias, una mular y otra caballar.
Expresó que siguió la huella hasta Colorados de Arriba, hallándolas en poder de Francisco Gutiérrez, vecino de Monclova, pero no se las quiso entregar y lo citó en El Sabinal para darle un macho.
Ancira no cayó en la trampa que Gutiérrez le había preparado, con el fin de asesinarlo y dio parte a las autoridades de Sabinas, de inmediato, el alcalde Flores envió seis soldados al mando de un cabo y encontraron al abigeo en una cañada, se le conminó a que se rindiera, pero Gutiérrez sacó una pistola y empezó a disparar; los militares repelieron la agresión cayendo muerto de tres balazos.
El presidente municipal informó de los hechos al Gobierno del Estado y aseguró el animal, las prendas y monturas que traía el abigeo. Triste fin para un individuo, que por andar apropiándose de lo ajeno, no midió las consecuencias de su mal proceder.
Rin Tin Tin era un perro callejero
El famoso perro Rin Tin Tin que participó en la serie de televisión que llevó su nombre y en varias películas como protagonista, nació durante la Primera Guerra Mundial, en una trinchera alemana en territorio francés.
Tras ser abandonado, lo encontró un oficial americano que era entrenador de perros y se lo llevó a su casa en California; La empresa cinematográfica Warner Brothers se enteró de las habilidades del canino y llamaron a su dueño para ver en que lo podían emplear, así crearon la serie de películas que lo hicieron famoso.
Soldados defectuosos
Cumpliendo con su deber el alcalde José Leonardo Flores informó que según las órdenes del Sr. Gobernador del Estado, remitió al Comandante de Lampazos a los individuos siguientes: José Cristóbal Rosas, José Ignacio González, José de Jesús Salazar, José María Dávila y José Lorenzo Díaz.
Dicho militar desechó a los dos últimos “uno porque no le gustó y el otro por tener rompido (sic) un diente”. El Gobernador le pidió al alcalde que completara las seis personas que le habían exigido.
Mámocles y los padres de hoy
Después de terminar sus tradicionales meditaciones en La Ermita, el filósofo sabinense Mámocles, se fue caminando al Charco del Lobo y al ver que un grupo de niños no obedecía a sus padres e incluso se burlaban de ellos, se dirigió a todos y con voz fuerte les profirió este discurso: “Nuestros papás fueron la generación de los padres silenciosos y tenían a la disciplina como la piedra angular para la formación del carácter de sus hijos, e incluso para lograrlo, usaron los castigos corporales: el manazo, el pellizco, la nalgada, golpes con el cinto, la vara y hasta con el chicote, asimismo los maestros usaban la regla, la cachetada o el coscorrón par mantener el orden en el salón de clases”.
“Obedecíamos por respeto o miedo, pero ahora que somos padres no queremos que nuestros hijos sufran, los educamos con permisividad, los protegemos de cualquier situación que les pueda frustrar o traumar y nos entrometemos en su vida previéndoles cualquier tipo de sufrimiento y enojo”.
Ya exaltado, Mámocles terminó: “La palabra disciplina proviene del latín y significa enseñanza, denota autodisciplina para dominar una tarea. La disciplina no significa castigo, sino inculcar autocontrol en los niños, de manera que puedan crecer en libertad y con felicidad”.
Padres y niños lo escucharon asombrados y antes de retirarse, Mámocles les recomendó a los adultos el libro Padres duros para tiempos duros de Evelyn Prado Maillard y Jesús Amaya Guerra de Editorial Trillas, México, D. F. 2005 o la reimpresión del 2006.