Allí por la calle Escobedo, entre Bravo y Victoria, a media cuadra por la acera sur y junto a “La Tienda Nueva”, donde hoy hay un importante negocio de venta de vestidos para dama.
Allí había una sastrería, no tenía nombre en el exterior, tenía un aparador, es decir, tenía una gran ventana con un enorme cristal cubierto con trozos de madera, tenía dos puertas por donde se podía ver a quienes allí trabajaban, se podían ver las máquinas de coser, el “burro” de planchar, los ganchos para la ropa, las planchas de brasas, y algunos trajes colgados, unos terminados y otros a medio confeccionar, allí en ese lugar había un pequeño centro de trabajo y afuera en la acera o banqueta, como usted quiera llamarle, se encontraban medios de transporte de los operarios de ese lugar, las bicicletas.
Allí se confeccionaban buenos pantalones y trajes sobre medida, después que el cliente había seleccionado la tela en aquellos famosos muestrarios, allí recordamos al frente de esa sastrería con mucha seriedad y atención a Don Manuel Acevedo Rosales.
Pero así está el mundo y éstas son “Nuestras Cosas”.
Hasta la próxima.