El cronista: Reflexiones desde el horizonte
Sucede que nací en un pueblo que ya existía…
Cuando poco a poco me fui dando cuenta, mi universo de cosas estaba hecho: la casa, el patio, la calle, la plaza, el tendajo, la escuela, los abuelos, los tíos, los hermanos… la carpintería de mi padre y la mirada dulce y protectora de mi madre. Todo estaba hecho. Los cerros, los pájaros, el Ojo de Agua y el río… el juego de las canicas, el columpio en el mezquite, las carretas, los carros que venían del otro lado, la Iglesia con sus santos y la patria con sus héroes.
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